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A ti, tristeza amiga.

Muchos, por no decir todos, te evaden.

Te tapan, te rechazan y recriminan.

Creyendo que eres mala, que tienes la peste.

Y sólo traes lindos aromas que sólo quien te siente, puede percibir.

Tú me conoces profundamente.
Contigo no hay máscaras ni corazas.
No puedo llevarlas cuando voy de tu mano.
Sabes bien quién soy.
¡De tal magnitud es tu tesoro!

Quien sólo vive dormido, cree que no eres parte de la vida.

Quien vive despierto, sabe que eres una parte esencial de ser humano.

Muchos te sienten cada día, y por no escucharte, se vuelve patología.

Muchos han creado muros a su alrededor para no acceder a ti,

amurallando su corazón de falsas máscaras y sonrisas.

Pocon privilegiados saben de ti realmente.

Muchos son los que te llevan a lo que no eres: depresión y enfermedad.

Eres la tristeza que nos hace sentir vivos y humanos.

Que nos hace ver las cosas desde un ángulo lleno de otra sensibilidad.

Si te callan sí vienen los lamentos crónicos y silenciados.

Sentirte es lo natural.

Lo sano y lo que nos llena de vida real.

Vas a estar conmigo. Y te abrazo.

Es realista y humano.

No quiero rechazarte más.

Quiero escuchar tus consejos y sabiduría.

Me da paz saber que estarás aquí, de vez en cuando.

Y me la quita creer que tengo que luchar contra ti.

Te dejo estar.

Te dejo ser.

Te dejo que hables desde dentro.

Quiero una convivencia realista a tu lado.

Tal como los animales sienten la lejanía de su amo.
Así, soy otro animal.

Los humanos, siguen dormidos.

Evadiendo. Tapando. Negando.

Incapaces de pronunciar «estoy triste»

Y andan hacia el extremo de estar mal cada día, años, meses, vidas.
Obrando el peor quizá de los males: encerrando su corazón.

Dañando su salud.

Su corazón.

Cuántas muertes por corazones dañados…

Cuando sólo es necesario dejarte estar el día que tengas que estar, tristeza
Pero estamos dormidos. Anestesiados.

Conoces todas las máscaras felices.

Las sonrisas sin brillo.

Todos los vacíos.

Y te hacen creer que eres débil y repelente.

Cuando lo que hacen al esconderte, es rechazar tu sensibilidad, tu amor y pureza.

Lo que hacen al esconderte es enfermar en cuerpo y alma.

Lo que hacen al esconderte, es negar la vida y la muerte.

Vive en mí, tristeza, cuando tengas que estar.

Acojo con apertura tu luz.

Y sonreiré por estar viva.

Y me alegraré de no enfermar por mi imprudencia.

Y viviré mi valentía.

Y comprenderé tu sabio mensaje.

Eres la que nos hace auténticos, reales, humanos.

Quédate conmigo y hazme ser realista de verdad.

Porque la verdad, es que soy humana.

La verdad es que quiero estar viva.

Y voy a escuchar tu sabio mensaje.

Y no quiero cerrarte con miles de candados.

La verdad, es que puedes estar, y no pasa nada.

Gracias por enseñarme a vivir en la tranquilidad de saber que estarás,

y que no pasará nada.

Quizá esto es parte de la iluminación.

Quizá…

 

(Adabuhi Abril 2019)